El fuego olímpico para los aplazados Juegos de Tokio comenzó el jueves su recorrido de 121 días que habrá de concluir el 23 de julio, durante la ceremonia inaugural.

El punto de partida de la antorcha en Japón fue la prefectura nororiental de Fukushima, la zona que fue devastada en 2011 por un terremoto, un tsunami y la fusión de tres reactores nucleares. Aproximadamente 18 mil personas murieron en la tragedia.

Azusa Iwashimizu, jugadora clave de la selección japonesa que ganó el Mundial de fútbol en 2011, fue la primera portadora de la antorcha.

Vestida con un conjunto deportivo blanco, salió con la antorcha del centro de entrenamiento de fútbol bajo techo J-Village, rodeada por otras 14 integrantes del equipo y por el entrenador Norio Sasaki.

Todos iban con el mismo atuendo blanco.

No se permitió público en la ceremonia, ante el temor de que se propagara el Covid-19. Sin embargo, el acto se transmitió en directo por la TV e internet.

“La antorcha de Tokio 2020 se convertirá en una luz brillante de esperanza para los ciudadanos de Japón y del mundo. Será una luz al final del túnel”, confió Seiko Hashimoto, presidenta del comité organizador de los Juegos, quien fue deportista olímpica.

Homare Sawa, la mayor estrella de la selección de 2011, se ausentó de la ceremonia. Se le atiende por un problema que afecta su oído interno.

Los organizadores locales y el Comité Olímpico Internacional esperan que el relevo de la antorcha incline la balanza de la opinión pública a favor de los Juegos en Japón. Las encuestas hasta ahora reflejan un ánimo abrumadoramente negativo.

Casi 80 por ciento de los japoneses preferiría que los Juegos se pospusieran de nuevo o se cancelaran.

El recorrido de la llama y los propios Juegos generan temores de una mayor propagación del virus. Hay también oposición al costo creciente de organizar los Juegos, calculado actualmente en 15 mil 400 millones de dólares.

Varias auditorías sugieren que la cifra es en realidad dos veces más alta. Un estudio de la Universidad de Oxford concluyó que estos Juegos Olímpicos son los más caros de los que se tenga registro.

Se pidió a los espectadores que guardaran el distanciamiento social a lo largo del recorrido de la antorcha. Se prohibió también que griten.

Los organizadores han advertido que detendrán el relevo o redefinirán la ruta si hay aglomeraciones o si se infringen las reglas durante el recorrido de cuatro meses.

El relevo es un ensayo con miras a los Juegos. Sin embargo, hay temores de que el evento propague el coronavirus en zonas rurales y más aisladas del país.

Las vacunas no se han aplicado al público en general en Japón, donde se atribuyen unas 9 mil muertes al Covid-19.

Unos 10 mil corredores participarán en el relevo, que atravesará las 47 prefecturas de Japón.

Tras la posposición de hace un año, se habló de la posibilidad de eliminar el relevo para ahorrar dinero. Sin embargo, esa idea se descartó, pues el recorrido capta cuantiosos ingresos por los patrocinios de Coca-Cola y Toyota.

Pero el relevo es un preludio de las dificultades que plantearán los Olímpicos y Paralímpicos. Deberán ingresar en Japón 400 deportistas, junto con miles de dirigentes, jueces, celebridades, periodistas y empleados de la televisión.

Con información La Jornada Maya

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