La pregunta en sí misma puede sonar obvia: si estás contento o harto de tu trabajo, seguramente ya te disté cuenta… ¿verdad? Puede ser que sí. Sin embargo, a veces nos encontramos tan inmersos en la rutina que ni siquiera cuestionamos qué tan realizados nos sentimos con lo que hacemos.

Si llevas mucho tiempo trabajando en lo mismo y nunca te has preguntado qué tan feliz te sientes, quizá ahora sea un buen momento para hacerlo. ¿Cómo saber si satisfaces tus propias expectativas o las de alguien más? ¿Te ves teniendo un crecimiento importante a largo plazo?

Revisa cuidadosamente estos puntos y respóndelos con sinceridad.

1. La idea de ir a trabajar te ilusiona. Pones tu despertador, te despiertas a la primera, sales de casa a tiempo y llegas de buen humor a la oficina… ¿te suena familiar? Piensa si te motiva emprender nuevos proyectos, conocer personas o aprender cosas nuevas, o si, por el contrario, la sola idea de ir a la oficina te causa apatía.

2. El trabajo fluye. A todos nos ha pasado: tenemos momentos de inspiración máxima, en los que las ideas y los planes de acción llegan a nosotros, y momentos de bloqueo en los que simplemente no nos podemos concentrar. Sin embargo, si sueles sentirte con poca inspiración para resolver asuntos relacionados con tu trabajo, quizá sea momento de replantearte si es momento de cambiar de aires.

3. Te sientes cómodo con tu equipo. Tus compañeros de trabajo, jefes o subordinados son un soporte, y no un obstáculo para alcanzar tus objetivos y los de la empresa. Mantienes una buena relación con ellos, un vínculo que incluso va más allá de lo laboral.

4. Crees que tu sueldo es justo. Consideras que tu sueldo se ajusta a tus capacidades y al nivel de tu compromiso, es decir, que ganas lo que mereces ganar. Por supuesto, esto no quiere decir que no tengas pretensiones económicas más altas.

5. Aportas más de lo necesario. Esto significa que no te conformas con cumplir tus tareas ni con un horario laboral, sino que siempre aportas algo extra a tu trabajo… sin sentir que estás sacrificando tu tiempo o tu esfuerzo.

6. Te sientes valorado. Sientes que tu trabajo realmente hace una diferencia en el objetivo general de la empresa, que aporta un valor especial, y que éste valor es reconocido por los demás.

7. Estás comprometido con los proyectos. Los proyectos de la compañía te interesan, o mejor aún, te apasionan.

8. Consideras tu trabajo una forma de vida. Tu trabajo forma parte integral de tu vida, y no es sólo una obligación que empieza al entrar a la oficina y termina al llegar a casa.

9. Tienes autonomía para tomar decisiones. Te sientes con la libertad necesaria para tomar decisiones importantes con respecto a tu trabajo. Asimismo, sientes que cuentas con la autonomía suficiente para llevar a la realidad los proyectos que se gestan en tu cabeza.

10. Tu trabajo es estable. No sientes que tu empleo peligra; por el contrario, consideras que tienes un futuro estable, que incluye crecimiento, aventuras y mucho aprendizaje.

Fuente: Agencia Sapiens

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