Eso es lo que enfrenta Goldman Sachs Group en una transacción que enfrenta a sus operadores contra la compañía eléctrica dominante de México, defendida nada menos que por el presidente Andrés Manuel López Obrador, según personas con conocimiento del asunto. En juego hay cerca de 400 millones de dólares que el banco de Wall Street cree que se le deben por una transacción de gas natural que sufrió un gran imprevisto por la tormenta invernal que azotó a Texas en febrero.

En conversaciones privadas con Goldman Sachs, la estatal Comisión Federal de Electricidad señaló a operadores cuestionables, expulsó a varios miembros de su personal e incluso insinuó que el lado que carecía de sofisticación financiera en la mencionada transacción, tal vez, era el banco de Wall Street, dijeron las personas.

La tormenta que azotó el centro de Estados Unidos provocó apagones profundos cuando se formó hielo en las turbinas eólicas y algunos oleoductos se congelaron, lo que obligó a cerrar los pozos de petróleo y gas.

A medida que los proveedores y comerciantes de energía luchaban por rastrear el combustible para cumplir con sus obligaciones, los precios se dispararon. El aumento benefició a las empresas que estaban en el lado correcto de las transacciones, pero su capacidad de cobrar depende de lo que suceda con los proveedores de gas, los generadores de energía y los clientes de servicios públicos, algunos de los cuales han presentado demandas por aumento de precios.

El costo de pagar a Goldman Sachs podría provenir, en última instancia, de los bolsillos de hogares mexicanos, muchos de los cuales se quedaron sin electricidad en el invierno, no tanto por fallas locales sino porque las autoridades de Texas cortaron las exportaciones de combustible cuando falló su propio sistema ligeramente regulado. No es de extrañar entonces que los funcionarios al sur de la frontera se muestren reacios a emitir un cheque a nombre de un banco estadounidense gigante.

Además, cualquiera que abandone una apuesta así corre el riesgo de convertirse en persona non grata en Wall Street, lo que complica su futuro acceso. Por otro lado, los líderes de Goldman tienen que considerar cuán enojado quieren poner al gobierno de México, un mercado donde la firma se ha estado expandiendo.

Las descripciones de la disputa y la transacción subyacente entre Goldman y una subsidiaria de CFE fueron proporcionadas por personas con conocimiento del asunto, quienes pidieron no ser identificadas al discutir públicamente las conversaciones. Los representantes de CFE y Goldman Sachs no hicieron comentarios para esta historia.

No está claro cómo y cuándo Goldman podrá cobrar el dinero que insiste en que se le debe, especialmente ahora que CFE se convierte en una parte central de la campaña del presidente mexicano para remodelar el mercado energético nacional.

Fuente: Agencia Sapiens

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