Es un tema de gran importancia, ya que un adulto puede contar con 40 o más años de vida productiva, gracias al incremento que se ha dado en casi todo el mundo en la esperanza de vida. A lo largo de este período, tal vez pasará la mayor parte del día con compañeros de trabajo y no con la pareja, familia o amigos. El trabajo se ha vuelto parte de nosotros y es parte fundamental de la identidad personal, contribuyendo de manera decisiva a sostener una autoestima sana.

Cada cosa que pase en tu trabajo sea buena o mala te hará sentir realizado y feliz, o empujarte hacia un infierno de estrés crónico y depresión. Si eres líder en tu trabajo, seguro habrás notado que un equipo trabaja poco y mal si sus integrantes están tristes y ansiosos. Pero cuando los miembros tienen un ánimo súper positivo, el rendimiento y resultados siempre serán favorables.

Elementos de un ambiente de trabajo saludable:

  • Equidad
  • Diversidad
  • Retribución económica justa
  • Buen líder
  • Buena definición de roles
  • Comunicación
  • Políticas de promoción de salud física y mental

Con todo esto, será mucho más fácil lograr que el grupo se mantenga sano, alerta y dispuesto a enfrentar grandes retos. Pero como lo sabemos, algunos no la pasan tan bien en sus empleos, o simplemente no todo es color de rosa. Existen trabajos donde hay condiciones sumamente destructivas, que debilitan la salud mental de cualquiera.

Si te enfrentas a diario con demandas superiores a lo que puedes hacer (porque el tiempo no alcanza, porque no tienes lo necesario o por cualquier otro motivo), si no se aprecia tu trabajo, si vives en medio de conflictos de poder o tu rol es ambiguo y tus funciones no están claras entonces, tendrás que cuidar que el estrés crónico no te haga caer en depresión.

Cuando una persona cae en depresión se sentirá triste y no le importará nada, es decir, no se concentrará. Se le olvidarán las cosas, se volverá indecisa, se sentirá inútil, se aislará de los demás, no se arreglará o incluso, llorará por cualquier cosa.

Para prevenir la depresión, hay que evitar el estrés crónico. Porque cuando éste se instala en tu vida, te cuesta mucho más trabajo concentrarte, se te olvidan las cosas, no duermes bien, aumentas el consumo de alcohol o tabaco, te enojas por cualquier cosa y te duele la espalda, la cabeza o el cuello. Si te sientes así, ¡cuidado! Comienza de inmediato a reducir el estrés y cultivar la resiliencia.

¿Qué debo hacer para que mi salud mental no se vea afectada? Se le llama resiliencia a la capacidad de recuperarnos después de haber estado sometidos a tensión. Hay muchas cosas sencillas que puedes hacer para mejorar tu resiliencia:

  • Come sanamente.
  • Apaga el teléfono por la noche y respeta tus 7 u 8 horas de sueño.
  • Haz ejercicio a diario.
  • Conoce tus límites y no te comprometas más allá de ellos.
  • Cultiva la amistad y una buena relación contigo misma, reservándote un tiempo para meditar, llevar un diario o hacer algo que te guste mucho.
  • Acepta que las cosas no han de ser siempre como quisieras, y que la vida está hecha de cambio continuo.

Fuente: Agencia Sapiens

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